Marysol Fragoso Sosa

El clavadista Rommel Pacheco se retiró con orgullo

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Tras haber finalizado su última participación en Juego Olímpicos, el clavadista yucateca Rommel Pacheco fue recibido en el aeropuerto de la capital mexicana como un héroe.

No sólo fue notorio el incremento de medios de comunicación que fueron a cubrir su llegada de Tokio, sino de multitud de personas que, sin importar las restricciones sanitarias que ha indicado la secretaría de salud para tratar de contener la tercera ola de contagios de Covid-19 en nuestro país, se dieron cita para aplaudirlo, entre vivas de ánimo, entrega de flores, pancartas, globos y porras. Muchas y muchos se disputaban el sitio de ser los primeros en tomarse una selfie con él.

Hubo un momento en que entre el escándalo predominó el grito de: “¡beso- beso-beso!”. Apareció una joven alta y espigada con otro ramo de rosas rojas, se las entregó y surgió el beso que pedían los cercanos a la pareja. Fue entonces cuando saltó a la escena un perrito que se lanzó sobre las piernas de Rommel, para saludarlo entre ladridos.

No era para menos, toda vez que este atleta de 35 años de edad, ha puesto fin a su carrera deportiva. A partir de ahora empezará su andadura en el mundo de la política. Tras cruzar la puerta de salida, se mostró impresionado con la reacción de los aficionados.

“Me retiro de los Juegos Olímpicos en el mejor escenario posible, siendo abanderado de México, habiendo llegado hasta una final olímpica donde conseguí el sexto lugar. Hubiéramos querido que una medalla estuviera en mi cuello el día de hoy, pero de todas formas me voy pleno y feliz”, dijo el atleta que llegó acompañado de su entrenadora Ma Jin.

“La expectativa era regresar a México con una medalla pero este último año ha sido muy complicado, con ocho meses sin entrenar en el agua, haciendo ejercicio como se podía. Si hace diez meses hubieran dicho que me iba a retirar en Juegos Olímpicos a pesar de la pandemia, muchos lo habrían dudado, pero trabajé para que se pudiera lograr y ahora me sigo abrazando con mi entrenadora Ma Jin, pues se consiguió algo muy importante, tal como todo México vió, por eso nos abrazamos en la alberca olímpica, después que tiré mu último clavado”, señaló Pacheco Marrufo.

“Me voy con el gran cariño y el aplauso de la familia olímpica, desde los jueces, los compañeros, el público, me despido de los clavados y mando mi agradecimiento a todos los mexicanos por haber estado conmigo a lo largo de tantos años y por siempre apoyarme”, puntualizó.

Al respecto de su entrenadora, la china, radicada en México Ma Jin, afirmó: “Para mí, ella ha sido una gran entrenadora, pero también ha sido como una segunda madre, una guía, una psicóloga, un hombro para poder llorar, una persona que me ha respaldado, con la que también he reído y he celebrado el triunfo”.

Acerca de sus próximas actividades profesionales apuntó: “Seguiré apoyando a los clavados y al deporte, pero desde otra trinchera. Ahora me corresponderá estar en la Cámara de Diputados, donde empezaré el 1 de septiembre. Hay mucho por hacer, me gustaría aportar algo importante para las nuevas generaciones del país”.

CEDE LA ESTAFETA

Tras su paso por estos sus últimos Juegos Olímpicos Rommel Pacheco, con toda claridad, dijo que deja un lugar para que lo supere la nueva generación de clavadistas como: “Randal Willars, Kevin Berlín y Osmar Olvera; en especial Osmar, que acaba de surgir con fuerza, a él le entrego la batuta, la estafeta de los clavados en México. Yo me voy y él entra; estoy seguro que tendrá muy buenos resultados.

“Yo ya lo di todo, tanto en los entrenamientos como en las competencias. Di toda la entrega, el amor, la pasión que tenía. No dejé nada dentro de mí para darle a los clavados, me voy satisfecho, con todos los logros realizados a lo largo de mi carrera deportiva, No me quede con nada, todo lo dí por este deporte”, concluyó.

OSMAR OLVERA, COMPROMETIDO CON PACHECO

En ese mismo vuelo, arribó el joven jalisciense Osmar Olvera, a quien Rommel Pacheco señaló que es el heredero ideal para que los clavados en México continúen siendo una disciplina destacada.

“Tengo que reconocer que me llena de emoción, de orgullo, de felicidad y también de compromiso, que Rommel haya dicho eso. Me emociona y me alienta como atleta, que reconozca mi talento con miras a lo que puedo lograr en un futuro, ya que él es un gran clavadista”, dijo Osmar Olvera.

Además, consideró: “Que haya logrado el sueño de llegar a los Juegos Olímpicos a mis 17 años, es importante porque cumplí un sueño, pero ahora, que Rommel dice que me deja la estafeta, me impulsa para prepararme mejor para obtener mejores resultados en París 2024”, remató.

FOTO: CONADE

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