El rejoneador Diego Ventura ligó su tercera salida en hombros de manera consecutiva en el arranque de su temporada por el XXV aniversario de alternativa, misma que en este marzo acaba de iniciar en España. Ahora, tocó turno a la plaza de Castellón, donde cosechó un apéndice por toro, para salir a hombros junto con el torero de a pie Tomás Rufo.
Pleno total, el rejoneador de La Puebla del Río sigue haciendo de cada compromiso una exhibición del momento excelso en que se encuentra. En la de Castellón no ha hecho sino prolongar lo deslumbrante que ya fueron sus triunfos precedentes en Olivenza e Illescas. Tuvo enfrente un espléndido lote de toros de Los Espartales, de gran juego, materia prima propicia para que disfrutara con lo mejor de su tauromaquia para felicidad del público levantino.
El primero, bravo, excelente, se movió con franqueza y Ventura aprovechó a lo grande la clase que encerraba en su galope sostenido desde el primer encuentro con “Campina”, pura clase que el torero acarició con el cuerpo del caballo como si fueran los lances de un capote. Su faena en banderillas fue un derroche de temple. Con “Velásquez” al clavar de frente apurando al máximo los embroques para luego salir de ellos con piruetas igual de ceñidas, casi con el roce de los pitones.
“Nómada”, el hijo de “Nazarí”, la estrella en ciernes en la cuadra de este jinete, toreó con delicadeza de costado y con rotunda seguridad al quiebro al pisar terrenos de compromiso. Remató lo compacto de este primer conjunto con el carrusel de cortas al violín con “Guadiana” para luego recetar un rejón final que fue suficiente y prólogo de su primer trofeo.
El cuarto toro fue noble, con movilidad y se empleó con celo ante las cabalgaduras. Lo paró de salida con “Generoso”, fijando su embestida sobre los cuartos traseros del caballo antes de construir con “Nazarí” un ejercicio soberbio de temple mágico al hilarse al toro al estribo y recorrer el anillo completo con el burel sostenido siempre a la misma distancia mínima de su mando.
Con “Lío”, Diego aprovechó la prontitud y sinceridad con que el cuatreño atendía a los cites para dejárselo venir mientras le perdía pasos hacia atrás al esperar la llegada definitiva del toro, quebrarle en un metro cuadrado y clavar de manera espectacular, que puso los tendidos en pie.
A lomos de “Bronce”, toreó completamente metido en los terrenos del toro, asomándose al precipicio de la cuna de los pitones, dándole los pechos al de Los Espartales y quedándose ahí una eternidad. El broche fue el par a dos manos sin cabezada. El carrusel final con “Guadiana” fue con las rosas y sólo los dos pinchazos previos al rejón definitivo le impidió cortar las dos orejas y únicamente recibió una.
Tremendo alboroto le formó Tomás Rufo, al tercero, un animal muy noble pero justo de fuerza al que toreó con temple. Remató con circulares y luquesinas. Tras un espadazo le fueron concedidas las dos orejas. Otra consiguió del sexto, con el que estuvo muy dispuesto, a pesar de que, el animal se fue a menos.
Alejandro Talavante, con el segundo, de poca fuerza, toreó despacio y con toreo de calidad, pero falló con el acero para irse de vacío. Una historia similar protagonizó ante el quinto, al que despachó al primer viaje con la toledana.
FICHA
DOMINGO 19 DE MARZO
Plaza de toros de Castellón, España. Última corrida de la Feria de la Magdalena. Lleno. Toros de Los Espartales y Juan Pedro Domecq.
El rejoneador Diego Ventura: oreja y oreja
Alejandro Talavante: silencio y ovación
Tomás Rufo: dos orejas y oreja
FOTO: DIEGO VENTURA OFICIAL
