La falta de bravura del encierro de La Estancia trató de ser paliada a toda costa por la terna que integró la segunda corrida correspondiente a la celebración de los aniversarios 75 y 76 de la Monumental Plaza México, de tal suerte que este domingo 6 de febrero, el confirmante Héctor Gutiérrez se fue de vacío; el peruano Roca Rey, cortó dos orejas y Joselito Adame, una. Al final, el público salió del coso, entre un sabor agridulce.
Abrió la corrida Héctor Gutiérrez, que tras haber logrado un triunfo rutilante durante su alternativa en la Nuevo Progreso, de Guadalajara, Jalisco, ahora, en la capital mexicana echó mano de la entrega para agradar al público con dos faenas estructuradas, meritorias, pero en las que su afán por triunfar lo llevó a alargarse en demasía, hasta que en sexto al no haber estado fino con las espadas, llegó a escuchar dos avisos.
Héctor dejó constancia de su calidad, aunque las orejas se quedaron esperando una mejor ocasión para ser paseadas por él, en el máximo ruedo del país.
Joselito Adame, con nulas opciones ante el primero de su lote, debió echar el resto en el otro, ante el que no se guardó nada: lució con el capote, optó por colocar banderillas –actitud con la que tuvo a la gente en un puño-, ejecutó una labor muleteril en la que consiguió que el toro diera más; de hecho, el grito que desde el tendido estableció: ¡no hay toro, pero hay torero!, fue un fiel reflejo de la valiosa lidia que ejecutó el diestro de Aguascalientes, que por añadidura realizó una estocada perfecta que puso en sus manos una oreja.
El peruano Roca Rey revalidó sobre la arena mexicana, el sitio que se ha ganado en otras latitudes del mundo taurino, al tiempo que cantó lo que está por hacer en sus futuras incursiones en cosos mexicanos. Su sobrada experiencia transformó el defecto del tercer toro, que salió muy suelto, en una condición favorable para torearlo con el capote en un quite con saltillerasy tafalleras.
Mantuvo la cabeza fría para ligar los muletazos tanto en los medios, como cerca de tablas, en la recta final de la faena. Abrochó con una estocada que llevó al juez de plaza a entregarle dos apéndices, entre la unanimidad de los aficionados. Con su segundo se esforzó sin obtener dividendos. Al término de la corrida, salió en hombros, paseando un sombrero charro y una bandera de su país.
Cabe destacar que el picador César Morales se despidió de los ruedos, debido a que padece una lesión en la columna, producto de su profesión, que le impide seguir en activo.
PIE:Roca Rey volvió por sus fueros a la Plaza México. / FOTO: CORTESÍA HUMBERT