Marysol Fragoso Sosa

El matador Antonio Lomelín forja buenos aficionados en su Clínica de Tauromaquia

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Cada sábado, aquellos que cruzan por el Bosque de Chapultepec, del lado posterior del Museo de Antropología, pueden apreciar en la espesura de la naturaleza algunos grupos variopintos de edad que practican el considerado toreo de salón. De entre estos, hay uno que llama la atención ya que no está integrado por quienes desean convertirse en toreros profesionales, sino por aficionados de tendido que buscan adentrarse en los secretos de la técnica del toreo. Lo encabeza el matador Antonio Lomelín.

El diestro viaja desde Pachuca para impartir conocimientos y cuando los practicantes ya están listos los acompaña a una ganadería o a algún cortijo para que se prueben frente a becerros o novillos. El proyecto surgió hace un año, relató el torero: “Al acudir a una tienta a la ganadería queretana Los Encinos, propiedad de Eduardo Martínez Urquidi”. Ahí, un grupo de niños de esa familia, le hizo infinidad de preguntas y le solicitaron consejos para entender la forma de torear o incluso para ponerse delante de alguna vaca y obtener un pase.

Tras dedicarles largo tiempo, se dio cuenta de la facilidad que tiene para realizar esa labor didáctica que tanto hace falta para que el público entienda mejor las faenas de los toreros a partir del juego que presenta cada astado, así como para darles elementos a aquellos que desean convertirse en aficionados prácticos, con argumentos técnicos suficientes con los cuales hacer un digno papel frente a la cara de los ejemplares y evitar que se lancen al ruedo únicamente armados de valor, aunque desprovistos de la preparación. Con ello, se evitan de sufrir arropones y volteretas.

Concibió la creación de Clínica de Tauromaquia en base a difundir entre los asistentes las distintas facetas que van más allá de una corrida de toros: desde la preparación física y mental a la que se somete un torero, el involucramiento con los avíos, la ejecución de las suertes con capote y muleta, todo ello, expresado en un lenguaje coloquial, que conforme el participante se va adentrando va cambiando por los términos taurinos que se han utilizado toda la vida.

Más adelante, cuando cada alumno se encuentra listo y si así lo desea, podrá poner en práctica lo aprendido delante de un ejemplar de bravo, tal como sucedió el pasado sábado 6 de marzo, cuando cuatro de ellos se presentaron en el festival taurino que se desarrolló en el cortijo queretano Campo Bravo, o como sucedió anteriormente en la ganadería Torreón de Cañas, propiedad de la familia Uribe Curn, en el estado de Hidalgo.

Cada elemento lleva sus implementos para torear y en la actualidad cuenta con seis de ellos. Se trata de dos de los integrantes de la Peña 432: Daniel Ruíz y Francisco Canales; así como del ecuatoriano radicado en México, Javier Valencia; David Cobar, y de los jóvenes Alonso Gutiérrez y de Arturo Lomelín. Las clases teóricas y prácticas se imparten en jornadas sabatinas de 9:00 a 11:30 horas.

Como se recordará Lomelín es hijo del destacado diestro acapulqueño del que heredó el nombre y el amor por la tauromaquia. Se preparó en España para ser torero, en la escuela que fundó la figura Julián López “El Juli”. Debutó como becerrista en Patones, España, el 20 de junio de 2009. Se presentó como novillero sin picadores en Vitigudino, el 6 de junio de 2010.

De regreso a nuestro país hizo su presentación como novillero con picadores en Lagos de Moreno, Jalisco, el 5 de febrero de 2012. Le acompañaron en corrida mixta, el rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza y el matador de toros Fermín Spínola con ganado de Chinampas.

Se presentó en la Plaza de toros México el 8 de julio de 2012, con novillos de Los Cues. Se presentó con picadores en España, en El Espinar. el 17 de agosto de 2013, con novillos de José Cruz Iribarren

Tomó la alternativa el 1 de mayo de 2015, en Morelia, Michoacán. Su padrino fue Juan Pablo Sánchez. Se trató de un mano a mano. La ceremonia se realizó con el toro llamado Tupinamba, de la ganadería: Pozo Hondo.

La confirmación en la Monumental Plaza México se realizó el 7 de enero de 2018. El padrino fue Jerónimo y el testigo Juan Pablo Llaguno. El toro fue bautizado como Divino, de la ganadería Caparica.

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