El ganadero José Murillo Alvírez, propietario del hierro de San Felipe Torresmochas, falleció este 30 de diciembre en la Ciudad de México, a la edad de 95 años, debido a problemas cardíacos. Descanse en paz.
A continuación reproducimos parte de la entrevista que concedió al también ganadero Rodolfo Vázquez Padilla, para la revista Campo Bravo.
¿Dónde y cómo nace tu afición a los toros?
-En mi casa siempre oí hablar de toros. Mi tío, «El Güero Alvírez», fue novillero y luego por su gran afición se hizo picador de toros, y de los buenos, y luego fue apoderado y uno de los taurinos más destacados y queridos en el ambiente de su época.
¿Pensaste en ser torero?
-Ya con un poco más de recursos me hice aficionado práctico, toreando muy seguido y por toda la república. Fue una bonita época para mí, sobre todo por el placer de torear y por los buenos amigos que hice.
-¿Cómo se forma la ganadería?
- Me entregaron el rancho el primero de enero de 1969. Iniciamos con Guillermo Rodríguez de Cerro Gordo, compadre y gran amigo. En esa época no era fácil comprar vientres. Los ganaderos le vendían sólo a sus amigos o a gente muy seleccionada; don Guillermo era gente de confianza de don Antonio Llaguno y tenía puro de San Mateo. Ese año me vendió 45 vacas, mismas que yo tente personalmente y al año siguiente me vendió 15 vacas más lo que hacía un total de 60 vientres con un semental de su ganadería y otro de Jesús Cabrera. He mantenido esta simiente y la he venido refrescando con lo mismo.
¿Qué te ha dejado ser ganadero?
– Mira he tenido muchas satisfacciones pero también muchas mortificaciones y mucho trabajo. No es fácil ser ganadero. Realmente se necesita una gran vocación, y un gran cariño, mucha afición y desde luego dinero, mismo que si inviertes en otra cosa te rendiría mucho más. Hay que hacer un gran esfuerzo para mantener una ganadería. Pero si he tenido muchas satisfacciones.
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El ganadero José Murillo Alvírez, propietario del hierro de San Felipe Torresmochas, con Jorge Gutiérrez. / FOTO CORTESÍA REVISTA CAMPO BRAVO