Este año el herradero de las reses bravas de la familia Hermoso de Mendoza estuvo marcado, como no puede ser de otra forma, por la situación sanitaria que castiga a toda la sociedad mundial debido a la pandemia por el Covid-19.
Lo que siempre es una pequeña fiesta familiar y un precioso día de campo, en esta ocasión fue un día de trabajo, una labor más de la finca y en la que apenas intervinieron los vaqueros, veterinario, ganadero y mayoral del hierro de la PH.
Las labores estuvieron siempre dirigidas por Guillermo Hermoso de Mendoza, quien marcó prácticamente la totalidad de las treinta y siete reses que formaron la camada de este año. Una camada de dieciséis hembras y veintiún machos, todos del encaste Murube y entre los que hay varios hijos del toro “Culebrito”, toro del hierro de “El Capea”, indultado en 2017 en la corrida de rejones de Istres, Francia.
Sin duda, en la finca Zaraputz de los rejoneadores navarros se extraña la actividad campera, por lo cual, durante los trabajos, se recordaron algunos tentaderos, por ejemplo, uno de machos al que acudieron como invitados Pedro Gutiérrez Moya “Niño de la Capea” y su hijo Pedro Gutiérrez Lorenzo “El Capea”.
“Capea”, hijo fue quien llevó el peso de la tienta a pie, mientras que a caballo fueron Guillermo Hermoso de Mendoza y Pablo Donat, con alguna pequeña pincelada de Pablo Hermoso de Mendoza.