El matador Diego Silveti y el rejoneador Paco Velásquez compartieron la salida a hombros en la plaza michoacana de Cherán, donde el primero cortó dos orejas, por tres del segundo, además de la que consiguió Alfonso Ramírez «El Calesa», quien reapareció luego de 13 años de ausencia; ello, en la lidia de toros de Pepe Garfias.
La fiesta brava siempre tendrá magia toda vez que existen lugares que confirman que la identidad de un pueblo se refleja en una tarde de toros. Cherán, lugar enclavado en la sierra de Michoacán, es un pueblo pintoresco que se vistió de fiesta y color para celebrar una corrida de toros en la plaza San Francisco de Asís, que se resguarda bajo el cobijo de su imponente paisaje rural. Ante la respuesta favorable de una afición que realizó una gran entrada para ser testigos de una tarde triunfal.
“El Calesa”, recibió con lances a la verónica, realizó un quite por chicuelinas, logró buenos pasajes en su labor muleteril, en la que buscó por ambos lados el lucimiento. Lo mejor lo dejó cuando corrió la mano diestra con la muleta. Mató de buena estocada y cortó una oreja. En el otro estuvo voluntarioso. En todo momento se mostró dispuesto ante un toro que tuvo pocas opciones. Mató al primer viaje y cosechó palmas.
Diego Silveti, que toreó con lances a pies juntos en el saludo capotero. Cuajó dos primeras series muleteriles en las que el trazo fue largo y templado. El de Garfias también le permitió el lucimiento por el pitón izquierdo, firmando buenos naturales. El toro fue a menos pero Silveti supo darle distancia y tiempo. Con un molinete comenzó otra serie más, sellada con el pase de la firma. Caló fuerte en los tendidos por su variedad. Las dosantinas como adornos finales para coronar con las bernardinas. Mató de certera estocada para cortar dos orejas.
El último fue un toro muy parado, al que le robó muletazos importantes, solventando así una faena con poder y mando en la que buscó por ambos pitones, se puso ahí, plantando cara, y en las cercanías extrajo los trazos por pitón derecho. Lo buscó también por el izquierdo, dejando muletazos de buena manufactura y estando siempre por encima. Nada dejó en el tintero Silveti que en las cercanías dibujó los últimos pasajes con mucha verdad. Recibió palmas.
El rejoneador portugués Paco Velásquez, siempre toreó de frente, con poder, dando el pecho, haciendo gala de su templanza para poner al público al fila de la emoción cuando hizo vibrar con un par a dos manos y las banderillas cortas a dos manos. Con un certero con el rejón de muerte, cortó tras petición mayoritaria dos orejas. Al otro toro de su lote le cortó un apéndice más.
FOTO CORTESÍA NTR TOROS