Faenas de diverso calado se llevaron a cabo durante la corrida de rejones en la presente Feria Internacional del Caballo en Texcoco, Estado de México, en la que el triunfador fue Leonardo Zataraín, con el corte de un apéndice, el único que se concedió a lo largo del festejo, al cual le puso la cereza el joven caballista Tarik Othón quien cerró plaza y ejecutó la faena más redonda y templada, pero que malogró con el acero, por lo que perdió la salida en hombros. Los forcados lograron indómitas pegas en cada todo, a excepción del quinto, pues Marco Bastida no les permitió participar.
El primero de los caballistas que entró en acción fue Mario Sandoval quien estuvo entonado con el mejor toro del encierro de la ganadería mexiquense Real de Saltillo que a la postre, fue merecidamente premiado con los honores del arrastre lento, toda vez que contó con recorrido, clase y cadencia. Sandoval le ejecutó una labor completa que constó de dos rejones de castigo y banderillas pero no estuvo acertado con el rejón de muerte, por lo que debió despachar el sobresaliente “Yiyo”, quien ejecutó un estoconazo por todo lo alto que hizo rodar al ejemplar sin puntilla.
El colombiano Andrés Rozo estuvo entregado ante el segundo ejemplar del encierro que tuvo la virtud de la movilidad, pero que no contó con tan buen estilo como el primero.
El yucateco Cuauhtémoc Ayala, con una labor variada gustó al público por la ejecución de las suertes. Se empleó a fondo con su cuadra, pero el toro acortó pronto sus embestidas y le complicó la ejecución de la suerte suprema. En el intento de despachar al ejemplar el toro lo aventó contra las tablas, junto al tordillo que montaba. Tras el susto se repuso y lo mató a pie. Dio vuelta al ruedo, junto con el forcado de cara que concretó en ese astado.
Justo en el ecuador de la corrida se entregó un reconocimiento al rejoneador en el retiro Rodrigo Santos, quien lo recibió de manos de Pedro Haces, Curro Leal y Carlos Sosa, en presencia de todos los actuantes del cartel. El público llamó a esta reconocida figura a dar vuelta al ruedo, en un pasaje de gran emotividad. Cabe señalar que los nombres de los toros hicieron alusión a su persona, a saber: Don Rodrigo, Maestro, Potosino, Centauro, Figura, Gran Amigo.
El festejo continuó con el hidalguense Leonardo Zataraín, que a pesar de la escasa actividad que registra, suplió con raza la falta de la misma para cuajar una labor en la que mantuvo interesado al público que premió con cerradas ovaciones sus evoluciones en el ruedo. Tras haber clavado el rejón de muerte, fue premiado con una oreja.
Marco Bastida lució esforzado en todo momento y alcanzó pasajes de valía, al sentir que a su toro se le acaba el gas, se tiró a matar y despachó al ejemplar. Al público no le agradó que no tuvieran acción los forcados y despidió al rejoneador entre silencio.
El queretano Tarik Othón hizo valer sus fueros como uno de los rejoneadores jóvenes de mayor proyección en nuestro país. Toreó con pureza y verdad, cuando la lluvia caía tupidamente sobre la arena texcocana. Lució con su cuadra y realizó una faena con estructura y toreó con temple. La mácula de su actuación fue haber fallado con el rejón de muerte por lo que tuvo que descabellar y se fue de vacío, en lugar de haber paseado dos orejas.
El resultado final fue:
Texcoco, Méx.- Plaza «Silverio Pérez». Segundo festejo de feria. Corrida de rejones. Un cuarto de entrada en tarde fría, con viento, que terminó con lluvia. Toros de Real de Saltillo, de juego variado, entre los que destacó el primero por su calidad y fue premiado con arrastre lento.
Mario Sandoval: Palmas en el tercio tras aviso.
Andrés Rozo: Palmas el tercio tras aviso.
Cuauhtémoc Ayala: Vuelta tras dos avisos.
Leonardo Zataraín: Oreja.
Marco Bastida: Silencio.
Tarik Othón: Ovación tras dos avisos.
INCIDENCIAS: La corrida se dedicó al rejoneador Rodrigo Santos al cual se le entregó un reconocimiento por su trayectoria profesional y se le develó una placa en el patio de cuadrillas.
FOTO: ÁNGEL SAINOS