El escaso juego del encierro de Xajay que se lidió durante la corrida inaugural de la Feria de Aniversario 75-76 en la Monumental Plaza México estuvo a punto de desbarrancar el festejo ya que a pesar de los esfuerzos de la terna por poner en el ruedo la emotividad que le hizo falta a los astados.
La noche se iba al pozo; únicamente la creatividad de Antonio Ferrera, ante su lote y la entrega de toricantano Juan Pedro Llaguno, con el sexto, al que le cortó una oreja de peso, sacaron adelante una corrida en la que Juan Pablo Sánchez pechó con bureles de nulas opciones.
Pedro Llaguno abrió plaza y recibió el doctorado de manos del español Antonio Ferrera, ante un toro de presencia poco agradable, cuyo juego fue en consonancia con su trapío. El joven diestro se empleó a fondo con él y logró pasajes de calidad que pasaron entre la indiferencia del público, debida a la sosería del animal al que despachó de estocada y descabello.
Ante el sexto, que fue el más serio del encierro, Pedro salió dispuesto a labrarse el triunfo a costa de lo que fuere. El bien presentado ejemplar y serio de pitones, tumbó al picador; luego que se concretó el encuentro, el diestro queretano lo sacó de ese terreno para ejecutar un quite de categoría y le colocó banderillas vistosas con lo que calentó el ambiente.
Tomó la muleta y se fue haciendo del toro para luego ir estrechando distancias que generaron la emoción de los tendidos. Realizó un trasteo por ambos pitones, con tandas largas. Su entrega generó emoción y reconocimiento. Mató de estocada tendida. Cortó una oreja con petición de una segunda que no fue concedida.
Antonio Ferrera, que venía de cortar tres orejas en Provincia Juriquilla, la noche previa y que en La México ha tenido triunfos rutilantes, no logró firmar otra salida en hombros pues su lote se integró de un toro manso, que fue el segundo y otro con movilidad pero deslucido, que se lidió en cuarto turno.
Al segundo le hizo una lidia muy apreciada por los conocedores y respetada por la galería. Alcanzó bueno momentos, es especial al torear con la mano izquierda. No estuvo certero con la espada.
Al otro ejemplar lo probó y lo bregó con sapiencia. Lo dejó de largo en el ruedo para que se arrancará hacia el picador que lo prendió y aguantó. Cubrió el tercio de banderillas e invitó a su nuevo ahijado a colocar un par. Ambos pasajes dieron variedad al conjunto de su trasteo.
Con el engaño en mano fue estrechando terreno para realizar tandas de mano baja y otras con naturales de categoría y temple, entre la variedad de pintureros adornos, como el desdén. Tras un pinchazo y una estocada, el toro dobló, pero lo levantó el puntillero y al diestro se le escapó la posibilidad de obtener un apéndice. El público que hizo una entrada de unas 8 mil personas, lo premió con una calurosa ovación en el tercio.
A Juan Pablo Sánchez con el tercero toro, el público no le valoró nada en su esforzada labor, debido a que el toro fue pitado por su medido trapío y porque además cojeaba de la pata delantera derecha. Ni el más fino de su temple fue suficiente para acallar las protestas de la mayoría del respetable; aunque hubo pocos que con olés premiaron sus arte. El quinto, tampoco fue miel sobre hojuelas, pues fue muy agarrado al piso y aunque le pisó los terrenos y lo tocó con fuerza, su enemigo lo redituó escasos dividendos.
El nuevo matador de Querétaro puso alto el listón al abrir la feria capitalina. / FOTO: CORTESÍA HUMBERT